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Salar de Llamara

Fecha de Publicación: 2022-01-16

Salar de Llamara
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Observa estromatolitos de cerca y expande tu asombro.

En el mundo existe apenas una decena de lugares como el Salar de Llamara. Y su ecosistema es tan vulnerable que exige su urgente conservación. Ubicado a unos 140 kilómetros al interior de Iquique, Región de Tarapacá, el Salar de Llamara llama la atención de científicos y visitantes porque posee una de las formaciones geológico-biológicas más extrañas y escasas que se pueden apreciar en el mundo. Se trata de los estromatolitos, estructuras compuestas por sal, bacterias, microalgas y piedra, en los que se alojan los organismos vivos que permitieron la vida en la Tierra.

En los estromatolitos crecen las cianobacterias que, según los científicos, son verdaderos “fósiles vivientes”, pues corresponden a las formas de vida más antiguas que se conocen, las auténticas responsables de la creación del oxigeno que hizo posible la vida sobre el planeta. ¿Impresionante, verdad?.

“El principal valor de Llamara es, básicamente, el de un oasis en un desierto. Pero para el público es también su belleza: es un espacio único, en un contexto privilegiado, lleno de colores que cambian con las horas, de sombras y luces, que se impone por el silencio. Para los científicos, es un ambiente con una biota (microorganismos) único a nivel mundial, de un gran potencial biotecnológico y presencia de vida en el medio de un desierto”, nos explica de manera simple el doctor Guillermo Chong, geólogo y Premio Nacional de Geología, visitante recurrente de este sitio y que lo ha estudiado por años.

El Salar de Llamara forma parte de la Reserva Nacional Pampa del Tamarugal, administrada por Conaf desde 2013, y es un sitio que ha estado lejos del turismo masivo. Hoy cuenta con unos 250 metros de pasarelas para su observación, pero pronto se levantará un centro de interpretación para visitantes que, seguramente, traerá mayor flujo.

La historia del salar no ha estado exenta de amenazas para su conservación, principalmente por la permanente extracción de agua que ha sufrido. Hace unas décadas, durante la construcción de la Ruta 5 Norte, decenas de camiones extrajeron agua llegando a secarlo casi en su totalidad. Hoy, compañías mineras siguen usándolo, por lo que el proceso de recuperación es lento y se ha transformado en un sitio prioritario para la conservación.

Interior Llamara

Claudio López, ha estado relacionado con el salar por años. Es director ejecutivo de la Corporación Norte Grande y un conocedor del impacto turístico del patrimonio en la región. Asegura que Llamara ha sido de vital importancia para quienes han habitado por siglos el desierto. “Para las comunidades indígenas que transitaron desde las pampas hasta la costa para intercambiar diferentes productos, Llamara fue un lugar de descanso, de leyendas y cuentos… un salar misterioso sobre el que se creía era parte del origen de la vida. En la actualidad, es también un recurso natural que sirve para la operación de actividades mineras no metálicas, y es por cierto un atractivo turístico de interés científico. Al salar puedes llegar en auto, pero a Llamara tal como con el desierto, hay que caminarlo. “Es todo ese paisaje el que te observa y no al revés, aunque creas que eres sólo tú el que observa, el paisaje te observa antes”, dice López con convencimiento.

Para él y principalmente para las comunidades aimaras que viven alrededor, como la Huatacondo, el valor de este tipo de lugares es que son capaces de reunir diversos valores al mismo tiempo, en múltiples dimensiones y en un espacio-tiempo más allá de la lectura lineal pasado-presente-futuro. Así, surgen desde el propio salar de Llamara historias indígenas para explicar el origen de la vida, o que más tarde sea descubierto en su dimensión científica. Y se transforme en un lugar para proteger porque podría secarse muy pronto.

Llamara es el único humedal ubicado en la depresión intermedia de la región, que además es reconocido por poseer un bosque nativo de tamarugo. Y posee un acuífero en donde es posible apreciar pequeñas lagunas o puquios, que emergen por una depresión del suelo y la floración de aguas subterráneas. Estos puquios presentan estructuras calcácalcáreas denominadas bioevaporitas, comunes en varios ecosistemas de salares, pero que aquí se pueden apreciar muy bien en sus diferentes formas y tamaños. Por ello, la minera SQM en conjunto con Conaf está desarrollando un Centro de Educación Ambiental (CEDAM de Salar de Llamara), complementario al sendero autoguiado ya existente y que permitirá recibir visitantes en instalaciones diseñadas y construidas bajo criterios de sustentabilidad, para difundir la importancia ambiental y científica del salar de Llamara.

Conocer Llamara, caminar por entre sus costras de caliche que crujen en el día por el sol y en la noche por el frío, puede ser una experiencia absolutamente única de preservación de un sitio vulnerable, poco visibilizado y que podría no solo salvarse de desaparecer, sino convertirse en un ejemplo concreto de conservación.

RECOMENDACIONES PARA EL VIAJERO SUSTENTABLE:

• Para acceder a Llamara debes acceder por la Ruta 5, al norte de Quillagua. Son los 141 kilómetros los que debes recorrer desde Iquique, hasta la comuna de Pozo Almonte. • Si quieres conocer Llamara sin manejar, puedes tomar un tour por el día. Hay varios desde Iquique que, además del salar, te llevarán a la ex salitrera Victoria. • No te olvides del agua para hidratarte, bloqueador solar, lentes de sol y un gorro. El sol pega con fuerza. • Por favor, no dejes rastros ni residuos. Lo ideal es que puedas llevar una bolsa para traer tu basura de regreso.

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