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Fireflies Patagonia: pedaleando la ruta más exigente del mundo

Fecha de Publicación: 2022-12-20

Fireflies Patagonia: pedaleando la ruta más exigente del mundo
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Recorrer mil kilómetros en nueve días, por exigentes caminos australes. Así comienza el desafío creado por el director de cine Ridley Scott que, en su versión chilena 2022, convocó a 20 ciclistas nacionales y extranjeros, quienes pusieron a prueba su capacidad con una sola finalidad: recaudar fondos para los niños con cáncer.

Así es Fireflies, una campaña internacional de rides o gigantescas cicletadas, donde deportistas se internan por interminables rutas con la finalidad de vencer sus límites físicos arriba de una bicicleta en el sur de Chile y recaudar dinero para las fundaciones Bloodwise y Vivir más Feliz. Ambas dedicadas a tratar niños con cáncer en Inglaterra y Chile, respectivamente.

El desafío de pedalear extenuantes rutas que proponen los Fireflies, nace como una metáfora donde el extremo esfuerzo físico de los participantes simboliza la odisea que es el cáncer para quienes lo padecen y sus familias. De ahí, surge la propuesta de hacerlo en conjunto, para ayudar a otros a sobrellevar todo lo que acarrea esta enfermedad. Pero la idea de hacer pedaleos “maratónicos”, es muy anterior a los rides o tours que se han hecho en Chile. La historia cuenta que todo comenzó con el cineasta inglés Ridley Scott, director de Blade Runner y Gladiador, hacia el año 2001. Por entonces, su hija padecía de leucemia y, para generar conciencia sobre los efectos del cáncer a la sangre y reunir fondos para el tratamiento de esa enfermedad, Scott comenzó a pedalear enormes distancias. Primero en Los Alpes, por la ruta que va de Ginebra a Cannes, para después expandirse a otros países. Esto ha llevado a Fireflies a crecer alrededor del mundo y conseguir más de 2,7 millones de dólares en donaciones para apoyar el tratamiento e investigación de la leucemia.

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El Tour Fireflies hoy se organiza en otros cinco lugares. Hay una versión en Estados Unidos, que va de San Francisco a Los Angeles. Otro desde Nueva York hasta las cataratas del Niágara. Hay, además, una ruta de seis días por las montañas en Nueva Zelanda. Y finalmente está Fireflies Patagonia, que también cambia en cada versión y que se hace en el sur de Chile.

Este año, los comprometidos ciclistas del Fireflies Patagonia volvieron a reunirse. Ya no para recorrer la Araucanía o Los Lagos —como en las versiones anteriores—, sino para internarse por la Patagonia pura y dura, en los caminos interiores de la Región de Aysén. Así, partieron el pasado marzo en el Lago Yelcho, al sur de la Región de Los Lagos, en la provincia de Palena, para desplegar toda su fuerza hasta Cerro Castillo, en el parque nacional homónimo, ubicado entre las comunas de Coyhaique y Río Ibáñez, en la Región de Aysén. Un recorrido donde atravesaron este tramo de norte a sur, pasando por sitios como el río Risopatrón, Lago Verde, el canal Puyuhuapi, Villa Mañihuales, Villa Ñirehuao y la ciudad Coyhaique; por circuitos diarios que suman un total de 1.000 kilómetros tras nueve días de pedaleo.

Apoyados en el grupo La mañana del jueves 3 de marzo estaba despejada cuando los 20 ciclistas elegidos para participar en la sexta edición de Fireflies, pedalearon los primeros kilómetros. Así, cinco mujeres y 15 hombres, 12 chilenos y 8 extranjeros, de países como México, Inglaterra, Argentina, Estados Unidos y Alemania, se embarcaban para darle vida a la corrida más extenuante de Chile.

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Ignacia Benavente, publicista y con 33 años, decidió pedalear en esta versión Fireflies, luego que, en 2020, cuando participó por primera vez ayudando en la logística del ride, quedó tan inspirada que se animó a pedalear. Entonces, se preparó varios meses y logró hacer el Fireflies Patagonia 2021 y el último, en marzo pasado. “No fue fácil. El viento en contra y la lluvia de Cerro Castillo, era muy demandante físicamente. Pero deja de importar cuando llegas arriba y ves los colores, los atardeceres, te hace entregarte a la belleza de la Patagonia… Me encantaría que más mujeres pudieran vivir una experiencia así, de pedalear por otro”, añade.

El ingeniero en minas Juan Andrés Morel, de 56 años, también disfrutó el reciente Fireflies. “Salíamos a los 8:30, y terminábamos a las 6 o 7 de la tarde… aunque era largo, no tengo recuerdos de dificultad. Esto, pese a que pedaleamos con lluvia, empapados enteros. Hubo días en que pasamos por zonas con altura y uno se congelaba, pero el contacto con la naturaleza, el saber que ibas a llegar a un lugar calientito. Todo fue parte de la experiencia. Los ríos, las cascadas, los pájaros, caballos, todo fue muy lindo…”, recuerda.

A pesar de lo demandante que es el ride patagónico, Juan Andrés añade: “Fireflies no se trataba de una carrera. No importaba quién llegaba más lejos, si no de que llegáramos todos”, dice. Según él, cuando se trabaja en equipo, lo que importa es apoyarse y no ganar, por eso se logran metas impensables en instancias como esta. “Ese es el corazón de Fireflies”, asegura, “apoyarse en el grupo que te lleva. Confiar en las personas que hay detrás de ti y creo que por eso logramos nuestro desafío sin accidentes y mojados o con barro. Porque nos acompañamos para algo más allá de nosotros y lo logramos. Eso fue lo que nos ayudó a pedalear más de 1.000 kilómetros sin terminar reventados”.

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