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Camping playero sobre ruedas
Fecha de Publicación: 2022-11-15
En busca de las playas secretas del norte de Chile
¿Y si nos vamos a la playa sin reservas, improvisando una semana, parando donde queramos cuando se nos ocurra? Así nació el plan que nos llevó a recorrer la costa desde el Limarí, al sur de La Serena, hasta Pan de Azúcar en nuestro auto con un carro carpa en familia. Una noche por aquí, dos por allá, algo de pesca, baños, fogatas nocturnas, tranquilidad y libertad llenaron nuestros días.
No tenemos un carro, pero encontramos varias alternativas para arriendo por días. Tienen distintos niveles de lujo, tamaños, con o sin carpa adicional en el techo. Optamos por el modelo más sencillo, sin estanque de agua, sin paneles solares, pero con carpa en el techo para caber todos cómodamente.
El recorrido resultó muy atractivo y una oportunidad única de estrechar lazos familiares (literalmente estrechos, con los espacios tan limitados). Mapa en mano y preguntando por aquí y por allá logramos visitar playas, humedales, ríos y pueblos fantasma.
Comenzando desde la Región Metropolitana, la desembocadura del río Limarí es una excelente primera parada. Su delta forma un humedal declarado sitio Ramsar, una categoría de protección de ecosistemas en torno a flujos de agua. Es un lugar perfecto para descansar la primera noche. A este sector se entra por la ruta 5 Norte, a la altura del km 358. se toma el desvío a Peñablanca y se continúa por el camino que lleva a Caleta Toro, 24 km más allá.
Nos gustó acampar entre las pequeñas dunas, protegidos del viento y cerca de la orilla del río, para gozar de las aves del humedal. Armar un camping cinco estrellas en veinte minutos es un lujo extremo. Mesita plegable, sillas y la cocina ya armada en cajitas ordenadas por la parte trasera del carro. ¡El paraíso sobre ruedas! Gozamos la puesta de sol desde nuestro palacio outdoor, y todos felices se van a dormir temprano a probar sus nuevas camas. Las menores en el carrito, los mayores en la carpa sobre el techo. Todos rebotamos al unísono cada vez que alguien se acomoda. Claro, habíamos olvidado anclar los soportes laterales, pero no lo notamos hasta el día siguiente.
La mañana comienza con calma, con una caminata matutina en pijama por la orilla del río, desayuno tranquilo, desmontamos camping con algo de dificultad (somos primerizos), y partir rumbo a Punta de Choros. En La Serena hay que llenar el estanque del auto. La recomendación es quedarse al menos dos noches en Choros, aprovechar de instalarse, hacer fogatas y ducharse con agua caliente. Y tratar de ir a ver ballenas a la caleta Chañaral de Aceituno. Hay distintos operadores que hacen el tour, se puede reservar el día anterior y es perfectamente posible hacerlo por el día desde acá.
La siguiente etapa es por la ruta G494, un camino interior estabilizado con sal, en muy buenas condiciones. Tiene puntos atractivos como el cementerio abandonado, la antigua mina, pequeños pirquenes mineros activos, vergeles donde brota el agua desde perforaciones antiguas y vistas impresionantes. La ruta termina después de tres cuestas que se hacen algo pesadas (gran aventura bajarlas en bicicleta, si va una por ahí). La llegada a Huasco, después de aproximadamente 4 horas y media, nos pide una caminata por la costanera para estirar las piernas mientras tomamos helados, llenar el estanque de bencina y continuar.
El camping del Parque Nacional Llanos de Challe está justo en la orilla del camino, a 30 minutos desde Huasco por la ruta C 10. Es recomendable confirmar con anticipación horarios en el sitio web de Conaf antes de partir. Una alternativa más aventurera es bahía Salada, a 80 km del parque. Esta playa prácticamente desierta, de arenas blancas y desierto interminable es conmovedora. Llena de mariscos en la orilla y aguas tranquilas, es ideal para un piquero, aunque dependiendo de la tolerancia al agua salada sin enjuagarse, porque acá no hay agua dulce en kilómetros a la redonda. Hubo algunos valientes que lo intentaron y se arrepintieron después con el picor de la sal -no les compartimos de los dos bidones que teníamos contemplados para tomar esos días. No es un lugar recomendable los fines de semana de verano porque es sorprendentemente popular.
Parque Nacional Pan de Azúcar nos espera como remate final a esta aventura. Ya tomamos el ritmo, montar y desmontar campamento como si nada. ¿Cuánto tiempo llevamos haciendo esto? Semanas, meses tal vez. El reseteo es total. El camping del parque nos espera, la playa de arenas más blancas de todas. Con algo más de agua dulce disponible en los baños del camping se facilitan los días de playa, piqueros, exploraciones entre las rocas, caminatas al atardecer. Imperdible el sendero El Mirador, un circuito de 4 km en la playa Piqueros. El único defecto de esta playa es que cuesta tanto partir. Dos días intensos y ya asumimos que comienza el regreso. Con arena por todos lados, retornamos a casa tostados pero felices.
Dato práctico: carro de camping Hay varios tipos de carros de camping disponibles para arriendo por días. Tienen distintos niveles de lujo, tamaños, con o sin carpa adicional en el techo. En general pueden transportarlos todo tipo de autos, pero el requisito común es que tengan el enganche tipo coco con la respectiva salida eléctrica. Este accesorio se puede comprar en tiendas especializadas y normalmente el precio incluye la instalación, por lo que se debe organizar con cierta anticipación para asegurar el cupo de atención. El ideal es instalarlo antes de que lleguen las vacaciones, cuando hay tope de cupos por el apuro.
Algunas alternativas de arriendo de carro de camping son:
Tour para ver ballenas en caleta Chañaral de Aceituno: Turismo Orca es una empresa reconocida local. Se puede reservar con anticipación, es un recorrido de cerca de dos horas y la época ideal es entre enero y febrero, aunque con algo de suerte se pueden ver prácticamente todo el año. www.turismosorca.cl
