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Exploración de Otoño, buscando hongos con niños

Fecha de Publicación: 2023-06-27

Exploración de Otoño, buscando hongos con niños
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Una manera de transformar una caminata con niños por el bosque en una verdadera aventura, es la búsqueda de hongos para su observación. Una sorpresa detrás de cada paso, todos tienen algo que aportar, sólo basta con ser buen observador. Las formas y colores más curiosos se multiplican, maravillando especialmente a niños a partir de los cuatro años.

Una experiencia como ésta es ideal para lugares lluviosos o húmedos como el sur de Chile o la costa, y bien justifica un escape a rincones como Huilo Huilo, los bosques de Valdivia o Chiloé. Lupa en mano comienza esta exploración, perfecta para niños, y fascinante también para adultos.

03_hongos©IgnaciaRojas_v02

¿Cómo organizar una salida a conocer el reino Fungi?

Lo primero es el lugar. No se requiere nada sofisticado, ese es el principal secreto de los hongos, que están en todas partes. En los bosques están siempre latentes, esperando su momento para iniciar el proceso reproductivo, que es lo que comúnmente vemos cuando llega el otoño. Basta un par de lluvias para que una amplia gama de especies decida salir a la luz. Tampoco se requiere ser experto para encontrarlos, un buen observador, de caminar pausado, es capaz de encontrar una cantidad asombrosa de pequeños hongos en un espacio reducido de un bosque saludable. Conclusión: cualquier rincón de naturaleza en otoño lluvioso es un buen lugar para iniciar la búsqueda (un consejo extra acá: a veces no se dan las condiciones para que aparezcan ejemplares. Es educativo mostrarles a los niños que la naturaleza es así, pero el desafío será darle vuelta a la experiencia y hacer algo atractivo para volver a la casa con un buen recuerdo).

El recorrido se improvisa, saliendo con cuidado de los senderos, sin romper plantas, levantando troncos podridos que luego deben dejarse en su lugar. Planificar con anticipación un circuito puede ser útil para mantener la energía arriba. Pero ojo que el avance cuando se explora con lupa es lento: un paseo de 2 km puede durar 2 horas. El consejo es diseñar un recorrido que pase por lugares variados para descubrir distintos ejemplares. Se recorre con calma cada zona, y se avanza rápido para cambiar a la siguiente.

El otoño es la época clásica de exploración de hongos, pero podemos ser un poco más precisos: junio a octubre, en la zona central, otoño y primavera, para la zona sur. ¿Y si llueve? Mejor aún. Puede ser cansador caminar bajo el chaparrón, pero una vez dentro del bosque y con el equipo adecuado, explorar bajo los goterones de los árboles hace sentir a los niños como unos verdaderos científicos profesionales. Y romper la regla de “no mojarse” se siente tan bien.

Una lupa es el único equipo indispensable para poder disfrutar de toda la gama de diseños y sorpresas que nos esperan en el mundo Fungi. Las caras de sorpresa de los niños cuando ven los detalles de los diseños más curiosos de los hongos son inolvidables. Otros elementos que se disfrutan en una salida a ver hongos son las botas de agua, una cámara de fotos que los niños puedan manipular, un chal impermeable para hacer un descanso, o mejor aún, un forro de pantalón impermeable (hoy existen marcas asequibles y con venta online). Acostarse en el suelo a revisar en detalle un hongo interesante sin mojarse es un lujo.

Aunque no se camina mucho, llevar un picnic atractivo, un termo con chocolate caliente, o alguna sorpresa tibia se agradece como descanso en medio de la exploración. Los niños querrán comentar lo que han visto.

01_hongos©IgnaciaRojas

¿Son realmente peligrosos?

Algunos sí, aunque sólo al comerlos. Enseñarle a los niños a no tocarlos ayuda a evitar el riesgo al mismo tiempo que cuidamos que los hongos cumplan su proceso de reproducción sin ser destruidos antes de tiempo.

Lo más lindo de la exploración de hongos es que el paseo no termina cuando volvemos a la casa: investigar nombres, comparar fotos, incluso dibujar los descubrimientos es la parte final de esta experiencia. La curiosidad por aprender el nombre de un ser vivo se activa cuando el encuentro con está fresco. Hay ejemplares clásicos, fáciles de ver y de reconocer:

Puff gigante: es esa típica bola de color blanco cafesoso que aparece en planicies bien expuestas al sol. Al madurar explota por arriba y hecha a volar millones de minúsculas esporas negras que vuelan por el aire. Su nombre científico es calvatia cyathiformis.

Cola de pavo (trametes versicolor): es ese hongo que crece en terraza, formando, como dice su nombre, una verdadera cola de pavo. Generalmente en tonalidades café o verde y con la orilla blanca.

Estrella de tierra: Igual que el puff, este hongo aparece en sectores más bien secos y expuestos a algo de sol. Cuando madura abre unos símiles de pétalos que forman una estrella de cuatro puntas con un centro de circunferencia.

Oreja de palo: ese hongo duro, firme, que “come” madera y permanece prácticamente todo el año a la vista. Más blanco mientras crece, se vuelve café y bota esporas amarillas al terminar su proceso.

Digüeñes: son las típicas pelotitas color blanco amarillento que aparecen en bosques nothofagus (robles, coigües, raulíes). Existen varios tipos, todos del género cyttaria, casi todas comestibles, costumbre ancestral sureña. Septiembre es la época más propicia para su cosecha y su preparación de las maneras más diversas.

Una receta rápida: salteados en mantequilla con crema transforman en plato gourmet los clásicos tallarines de campamento.

04_SetasRosas©AlexisGonzalez_iStock

¿Cómo aprender más sobre hongos chilenos?

La Fundación Fungi es una iniciativa chilena que busca generar conocimiento y difusión sobre este reino de la naturaleza. En su sitio web (www.ffungi.org) hay información interesante y fotos maravillosas.

La “Guía de Campo Hongos de Chile vol 1 y 2”, disponible en librerías, es una base científica perfecta para los más estudiosos. Y en Instagram @el.recolector.

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